Uno de los muchos privilegios que posee la zona geográfica en la que vivimos es que en ella no suele producirse fenómenos sísmicos. Así como otras empresas de demolición de nuestro país han llevado a cabo labores de demolición para recuperar la normalidad tras un terremoto, en nuestro caso, las demoliciones que realizamos se centran en el sector industrial y civil. Sin embargo, no queríamos dejar pasar la oportunidad de hablarte en este espacio de un aspecto muy particular de los terremotos: su escala de medida. Siendo la Escala Richter una de las más utilizadas, en este post te vamos a contar cómo mide los temblores de tierra esta escala.
La Escala de Richter fue creada por Charles Francis Richter en el año 1935. La base científica de esta escala está inspirada en la idea de magnitud que los astrónomos utilizaban para clasificar el tamaño o el brillo de las estrellas que observaban. Extrapolando esta idea al campo de los movimientos de tierra, podemos decir que la Escala de Richter lo que mide es la intensidad que alcanza un terremoto de acuerdo con su magnitud, o lo que es lo mismo, en función de la cantidad de energía acumulada en la corteza terrestre y que se libera de forma descomunal durante este fenómeno.
¿Y cómo se sabe la energía que libera un seísmo? Pues para ello se idearon los sismógrafos, cuya función es registrar esa energía que se propaga en forma de ondas expansivas. A día de hoy, el terremoto que alcanzó el dato más alto en esta famosa escala fue el que se produjo en Chile en 1960: tuvo un alcance de 9,5 grados en la Escala de Richter.
¿Y qué significa que un terremoto tiene más o menos grados? Como seguro que intuirás, cuantos más grados tenga un seísmo, mayor será su impacto. Pero de todas formas, existe una manera más “coloquial” de interpretar los grados de un terremoto. Un terremoto de 4,0 a 4,9 grados es un seísmo ligero que puede pasar totalmente inadvertido, salvo que mueva algún objeto de la casa. Se considera que cuando un movimiento de tierra está entre los 5,0 y los 5,9 grados, no entraña peligros graves y normalmente no causa ningún tipo de daño, salvo en edificaciones muy débiles o viejas. Cuando un terremoto tiene de entre 6,0 a 6,9 grados ya estamos ante un fenómeno más peligroso que probablemente cause deterioros severos en edificios e infraestructuras. Y ya, a partir de los 7 grados estamos ante terremotos graves que provocan el derrumbe de edificios, alteraciones en vías públicas o incluso la destrucción de áreas de población.
En Posada contamos con una innovadora infraestructura para los trabajos de demolición y desescombro que desgraciadamente acompañan estos desastres naturales aunque tal y como comenzábamos este post, tenemos la inmensa fortuna de emplearlos en labores mucho menos trágicas.